9 de enero de 2015

Vida Contemplativa y



Acabamos de finalizar nuestro Capítulo Vicarial que tuvo lugar en Martillac desde el 10 hasta el 25 de Noviembre. En la Apertura del mismo, la hermana Ana María nos puso ante esta llamada hecha hoy a todos los cristianos, y por lo tanto, a la vida consagrada. ¿Cómo nos sentimos delante de esta llamada, de este desafío?  Decía  Ana María:“¿Vivir “en estado de éxodo” es incompatible con vuestra opción de vida contemplativa que os refiere continuamente a Nazaret donde se vive una vida escondida en Dios, en silencio y soledad? ¿Cómo vivir este “salir” sin dispersión ni superficialidad? Pues no se trata de correr hacía el mundo sin rumbo ni sentido.”

             El camino recorrido a lo largo de estos días ha tenido como punto de partida la Encarnación del Verbo hecho carne. En Jesús, Dios se acercó a todo lo creado. Allí se vive el “primer éxodo fundamental”. “Saliendo” del Padre, Jesús viene al mundo, hace de éste el “centro” de todo. En Él, todo está contenido. Jesús, Hijo Único del Padre, es, a la vez, centro y periferia. En Él, estamos llamadas  a ser signo de su presencia y de su proximidad. Dios ama el mundo y quiere comunicarle Vida en abundancia. Por eso,“Nazaret es la humilde escuela de la proximidad divina y humana donde aprendemos a tener una mirada llena de bondad y de dulzura sobre toda la Creación, y ahí, aprendemos a desarrollar todas nuestras capacidades de acogida, paz y fraternidad. La vida de Jesús, María y José nos habla de hasta qué punto nuestros actos son semilla de Evangelio mucho más que las palabras. Cristo es el centro de nuestras vidas y es Él, el que nos une a todas las periferias existenciales del mundo y de la Iglesia. Nuestra vida contemplativa es un éxodo continuo que nos conduce hacía el mundo de Otro, de Dios. Nos lleva a escrutar, en todo lo ordinario de lo cotidiano, el misterio de la comunión que nos une a Dios, a las criaturas terrestres y a todos los seres humanos.”  (parte del Documento Final). 
           
         
   Así lo había entendido un padre del desierto, Dorothé de Gaza, muchos siglos atrás. Decía: “Cuánto más estamos unidos al prójimo, más lo estamos con Dios… Supongamos un círculo trazado en el suelo… Este círculo, es el mundo; el centro, Dios; y los rayos las diferentes maneras de vivir de los hombres. Cuando los santos, deseando aproximarse a Dios, caminan hacía el medio del círculo, en la medida en que van penetrando al interior, se acercan los unos a los otros, y al mismo tiempo a Dios. Cuánto más se aproximan a Dios, más se acercan los unos a los otros; y cuánto más se acercan los unos a los otros, más se aproximan a Dios.”
           
            Nos sentimos llamadas a vivir desde el corazón de Dios, y desde “allí” queremos vivir en el corazón del mundo. Ustedes saben muy bien que todo esto no es posible, sino con la FE. Y, además, “¡es de noche!”, añade san Juan de la Cruz.

            Una vez más, vamos a celebrar el misterio inefable de la Venida de Dios entre nosotros. Pidamos, por todos los miembros de la Familia de Pedro Noailles, esta gracia de hacernos próximas a todos los seres humanos, siendo lo que somos, hijos/ hijas de Dios y hermanos/ hermanas de Jesús. Así el mundo podrá encontrar más fraternidad, paz, justicia, verdad. Tal es nuestro anhelo profundo.


Hermanas del Monasterio Sagrada Familia
Posadas - Misiones


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