8 de enero de 2015

¿Cuando empiezas a distinguir el dia de la noche?




una diferencia que marcó la diferencia respecto a otros años. Luego de un trabajo de conocimiento y sensibilización  con los alumnos para preparar nuestros corazones para acoger las diversas realidades con las que nos íbamos a encontrar. Grata fue nuestra sorpresa al llegar a este hogar del Cotolengo, veíamos que los jóvenes interactuaban con mucha espontaneidad con las personas del lugar, las abrazaban y se dejaban abrazar, jugaban, bailaban, conocían…. Hasta que llegamos a la sección donde estaban los que padecían enfermedades más severas. Fue un momento de encuentro con el Misterio de la vida… Muchos interrogantes y pocas respuestas…

Luego por la tarde nos reunimos con los alumnos para dialogar acerca de la experiencia. Salió con fuerzas la paradoja de la vida: ¿Donde quedaba el instinto de conservación cuando veíamos a los enfermos crónicos (en su mayoría adolescentes) autoagrediéndose?… Uno de los alumnos compartió: “Nosotros quienes nos consideramos normales muchas veces también luchamos contra nuestra propia vida cuando no nos valoramos a nosotros mismos o a nuestras familias, cuando nos drogamos o alcoholizamos, cuando no tomamos en serio  nuestro estudio, o nos despreciamos a nosotros mismos  con palabras hirientes…Esas son formas de autoagredirnos. El encuentro de hoy con estas personas nos ha enseñado a valorar y cuidar la vida”.

La enfermera nos decía que estas personas con capacidades diferentes le han enseñado a “amar gratuitamente y de verdad, ellos no tienen prejuicios. Saben dar y recibir amor. Ellos nos revelan quiénes somos nosotros”.
Verdaderamente que es un aprendizaje para la vida, éstas personas nos han reafirmado sin palabras pero con gestos que aquello que nos hace profundamente humanos no es nuestra mente sino nuestro corazón, no es nuestra inteligencia, no es el poder, ni la ambición sino el amor.


Estas hermanas y hermanos del cotolengo con historias dolorosas y rostros concretos nos revelan el misterio del Dios amor que los habita por el cual son plenamente capaces de recibir y dar amor, en medio de sus diferencias.
Quedan aún muchos sentimientos sin expresar... Pero quisiera  concluir con la respuesta a la pregunta del título que encabeza el texto (correspondiente a un antiguo cuento):
“Puedes distinguir el día de la noche cuando puedes ver el rostro de los seres humanos como tus hermanos. Antes de ese momento es de noche y  la oscuridad todavía está en nosotros”.

                                                        Selva Encina
Ñemby - Paraguay

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