8 de enero de 2015

Fundamentos BIBLICOS

te abres a los demás”[1]. Necesitamos una mirada contemplativa para ver por dónde Dios va abriendo camino.
La alegría nos lleva a sintonizar con el mundo, con sus problemas y dificultades: “He visto la aflicción de mi pueblo; he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlo...” (Ex 7-8). La compasión y la esperanza nos llevan a ver las cosas desde abajo, desde las víctimas y excluidos de la sociedad. “Ver y conmoverse”, “Contemplación y acción” (Samaritano). La nueva evangelización nos pide tener una nueva mirada hacia la realidad, una mirada contemplativa y activa[2], que nos permite descubrir al Dios que habita en medio de la historia. La compasión tiene una misión restauradora. Necesitamos mirar la realidad desde lo pequeño, desde las víctimas de la historia. La encarnación del hijo de Dios es un signo de la revelación de Dios que habla y actúa en la historia. Es el modo de hablar de Dios que se sitúa desde las periferias.
La alegría del anuncio nos lleva a estar siempre “en salida”. Una Iglesia “en salida”, señala José Cristo Rey García “es comparable a una red de comunidades aeropuerto. Ellas son punto de despegue para los más variados destinos y más arriesgadas misiones”. No es bueno tener un aeropuerto sobrado de personal de tierra, de aviones estacionados y que nunca despegan, de mercancías que se apilan en los almacenes y contenedores y que nunca emprenden vuelo[3]. Necesitamos planes de vuelo, controladores aéreos que nos hagan despegar sin retrasos, sin miedos. Jesús cuando veía a sus discípulos instalados les invitaba a cruzar la otra orilla, a transitar por otros lugares...En “intimidad itinerante”[4].

El excesivo centralismo, comodidad, puede ser una actitud destructiva. La acedia vuelve a los evangelizadores pesimistas, quejosos y desencantados[5]. Genera rigidez y una “tristeza dulzona, sin esperanza”[6]. El desencanto genera apatía, agresividad, envidia, ansiedad, frustración, intolerancia, división. Si esto es así, podemos preguntarnos ¿qué atractivo puede tener la vida consagrada para este tiempo?[7].

¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora![8] Y para que nuestro anuncio sea eficaz tenemos que volver a nuestro centro vital, al corazón del evangelio, que nos llena de sentido, hermosura y atractivo[9]. La Iglesia necesita recuperar su fuerza de “atractividad” para que sea significativa y profética, pero ¿Qué es lo que hace creíble y verdaderamente atractiva a la vida religiosa? No son tanto las


[1] Francisco, La vocación de ser catequista. El Pontífice anima a no tener miedo de salir de sí mismos para ir al encuentro de los demás [Discurso a los participantes en el Congreso Internacional sobre Catequesis, Roma 27setiembre 2013, en: L’Osservatore Romano, domingo 29 setiembre 2013, CLIII (223), 7.
[2] EG, 71.
[3] Cf. J.C.R. GARCÍA PAREDES, “Siete pasos hacia la ‘conversión pastoral’ ‘Evangelii Gaudium’ en la Vida Consagrada”, en: La “Evangelii Gaudium” en los Consagrados. La Vida Religiosa en Operación Salida, Vida Religiosa, Monográfico 1/2014 vol. 116, 58-59.
[4] EG, 23.
[5] EG, 85.
[6] EG, 83.
[7] EG, 107.
[8] EG, 83.
[9] EG, 34. 

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