8 de enero de 2015

Misión un Camino que nos une y ...

Comparto con toda la Familia el resumen de este pequeño tiempo de reflexión en torno a este tema de la Misión  que considero vital en nuestra manera de ser, entender y vivir nuestra Consagración. Creo que lo fundamental está en que la misión parte  de una experiencia con Dios que nos lleva a salir de nosotras mismas, nos sentimos enviadas por Jesús y nos damos cuenta del carácter de urgencia que tiene por eso exige disponibilidad, estar dispuestas a arriesgar nuestras seguridades para ir hacia lo desconocido  y dejarnos transformar por lo diferente; al mismo tiempo que nos libera y libera a otr@s de aquello  que impide la vida, nos pone en actitud de servicio con los más pobres. Reconocemos que esta misión no es exclusivamente nuestra sino que tiene esa dimensión universal, nos convertimos en colaboradoras junto a otras y otros en este proyecto común que creemos es el querer de Dios: la comunión de los Hijos de Dios, como nos dicen nuestras Constituciones; eso implica anunciar con alegría, liberación, dar vida, una escucha atenta al Espíritu, fe, gratuidad, compartir.Continuamos la misión de  Aquel que paso haciendo el bien.

Los evangelios y nuestro Buen Padre, nos recuerdan que la misión se sostiene en la oración y la comunidad. Antes de iniciar cualquier actividad, Jesús se retira para orar. Nuestra Consagración  es para la misión, estamos llamadas a proclamar la Buena Noticia, sin ella nuestra Vida Consagrada  pierde su sentido y podemos terminar buscándonos a nosotras mismas, según nuestros propios intereses.

Siento que el artículo 122 de nuestras Constituciones resume bien lo que significa nuestra misión hoy y me conecta con todos los aportes que he ido recibiendo en la formación: “Nuestra actividad apostólica se vive en colaboración con los otros miembros del pueblo de Dios. Nos sentimos también solidarias de todos cuantos quieren construir una humanidad fraterna,  fundada sobre la justicia. Juntas, procuramos trabajar por la liberación integral del hombre y por la construcción de una sociedad nueva, donde todos se respeten. De esta forma, denunciamos lo que desfigura al hombre y anunciamos los valores del Reino; nos esforzamos por ayudar a cada persona a tomar conciencia de su dignidad de Ser Humano y de hija o hijo de Dios”. (Const. 122)

Creo que es importante el amor, dejarse guiar por el espíritu, poner nuestros dones al servicio de la misión, ponerse en camino y convertirnos en peregrinas  por una causa: el Reino que apasiona nuestra vida. Estos son algunos elementos que me ayudan a comprender mejor la misión y le dan un sentido a mi Seguimiento con el deseo de vivir evangélicamente mi consagración.

Diana Ruiz Morales

Comas - Perú

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