31 de agosto de 2012

PARAGUAY

en concienciación. Hoy por hoy muchos movimientos sociales están levantando su voz, la gente se expresa, se organiza y se manifiesta en contra de las injusticias y manipulación de sus derechos. Pero nos falta mucho por caminar.

Todo estaba montado y nos quisieron hacer tragar un nacionalismo fanático sin un serio análisis de lo sucedido. A nadie pueden engañar. Este juicio “expres” como dicen muchos, ha sido un verdadero atropello y fue un golpe de estado, porque fue pésima la manera en que fue llevado a cabo.

Como católica, me siento avergonzada de nuestra Iglesia, en la persona del Nuncio Apostólico y de algunos obispos de la Conferencia Episcopal, siendo la primera institución que aplaudió al gobierno golpista.

Y Fernando Lugo. Muchos nos preguntamos ¿por qué no se plantó? ¿Por qué no se defendió a tiempo? ¿Por cautela? ¿Para evitar un derramamiento de sangre de sus hermanos paraguayos? Porque una gran multitud de personas en su mayoría jóvenes estaban de pie allí en la plaza esperando el resultado y dándole su apoyo.

Estoy entre la gente que nos hemos sentido tan impotentes observando ese día el juicio. Al ver los rostros de los personajes que le condenaban y levantaban la mano para votar por la condena, expresando en voz alta: ”Por la Condena”, empezando por los más corruptos y deshonestos. Solo una mujer, valiente parlamentaria de todo aquel grupo votó por la absolución. Y se quedó sola. Me parecía ver la película de la condena a muerte de Jesús. Pero Fernando no es Jesús, aunque tuvo muchos Judas. No es un santo porque ya se encargaron de ventilar sus miserias personales, pero no hay derecho de tratar así a un ser humano que buscó un cambio y lo consiguió en alguna medida, favoreció al sector siempre olvidado, a los más pobres y marginados.

Hay tantas cosas que decir pero ni sé cómo expresar todo lo que bulle en mi corazón, solo me preocupa que como país nos quedemos aislados siendo tan necesaria la interdependencia entre todos los pueblos en esta mundo globalizado.

Sí, me anima y fortalece ver que hay muchas redes de solidaridad desde fuera, muchas organizaciones manifiestan y hacen circular expresiones de indignación ante este golpe de los parlamentarios.

Amo mi país, por eso me duelen tanto estas aberraciones que permiten los poderosos y me pregunto ¿qué hemos de hacer para ser más protagonistas de nuestra historia?

Tal vez no pueda hacer gran cosa, pero desde el lugar que me corresponde he de aportar mi grano de arena para asumir mis responsabilidades como ciudadana y dar un testimonio de vida consagrada que apuesta por el Reino de la justicia, de la libertad y de la no violencia. Sí, defendiendo la vida de los más débiles en todos los sentidos.

 
Juana Bautista Añazco
Com. Veinticinco de Diciembre,
Paraguay.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

***