Acabamos de finalizar nuestro Capítulo Vicarial que tuvo
lugar en Martillac desde el 10 hasta el 25 de Noviembre. En la Apertura del mismo, la
hermana Ana María nos puso ante esta llamada hecha hoy a todos los cristianos,
y por lo tanto, a la vida consagrada. ¿Cómo nos sentimos delante de esta
llamada, de este desafío? Decía Ana María:“¿Vivir “en estado de éxodo” es
incompatible con vuestra opción de vida contemplativa que os refiere
continuamente a Nazaret donde se vive una vida escondida en Dios, en silencio y
soledad? ¿Cómo vivir este “salir” sin dispersión ni superficialidad? Pues no se
trata de correr hacía el mundo sin rumbo ni sentido.”
El camino recorrido a lo largo de estos días
ha tenido como punto de partida la Encarnación del Verbo hecho carne. En Jesús, Dios
se acercó a todo lo creado. Allí se vive el “primer éxodo fundamental”.
“Saliendo” del Padre, Jesús viene al mundo, hace de éste el “centro” de todo.
En Él, todo está contenido. Jesús, Hijo Único del Padre, es, a la vez, centro y
periferia. En Él, estamos llamadas a ser
signo de su presencia y de su proximidad. Dios ama el mundo y quiere
comunicarle Vida en abundancia. Por eso,“Nazaret es la humilde escuela de la
proximidad divina y humana donde aprendemos a tener una mirada llena de bondad
y de dulzura sobre toda la
Creación , y ahí, aprendemos a desarrollar todas nuestras
capacidades de acogida, paz y fraternidad. La vida de Jesús, María y José nos
habla de hasta qué punto nuestros actos son semilla de Evangelio mucho más que
las palabras. Cristo es el centro de nuestras vidas y es Él, el que nos une a
todas las periferias existenciales del mundo y de la Iglesia. Nuestra
vida contemplativa es un éxodo continuo que nos conduce hacía el mundo de Otro,
de Dios. Nos lleva a escrutar, en todo lo ordinario de lo cotidiano, el misterio
de la comunión que nos une a Dios, a las criaturas terrestres y a todos los
seres humanos.” (parte del Documento
Final).
Nos
sentimos llamadas a vivir desde el corazón de Dios, y desde “allí” queremos
vivir en el corazón del mundo. Ustedes saben muy bien que todo esto no es
posible, sino con la FE. Y ,
además, “¡es de noche!”, añade san Juan de la Cruz.
Una vez
más, vamos a celebrar el misterio inefable de la Venida de Dios entre
nosotros. Pidamos, por todos los miembros de la Familia de Pedro Noailles,
esta gracia de hacernos próximas a todos los seres humanos, siendo lo que
somos, hijos/ hijas de Dios y hermanos/ hermanas de Jesús. Así el mundo podrá
encontrar más fraternidad, paz, justicia, verdad. Tal es nuestro anhelo
profundo.
Hermanas del Monasterio
Sagrada Familia
Posadas - Misiones
No hay comentarios.:
Publicar un comentario