9 de enero de 2015

Mirando al interior de las familias

Teniendo en cuenta que la Familia es el principal contexto de desarrollo humano, para todos los miembros que la forman, si las relaciones de la pareja se desarrollan en una buena sintonía, confianza y apoyo mutuo, habrá desarrollo y crecimiento de todos sus miembros. Si los padres en su relación con sus hijos destacan las debilidades de uno y las cualidades de otro, o se dedican más a uno o a otro, luego, en la relación entre hermanos pueden producirse celos y otro tipo de hostilidades.
El proceso que sigue la familia, teniendo en cuenta los cambios que se van produciendo en ella, requiere mucha atención. Siempre teniendo en cuenta que el comportamiento de cada miembro de ella está conectado de un modo dinámico con los otros miembros.

En algunas de las familias a veces, se producen divorcios o separaciones. Para todos los miembros de la familia es un momento de ruptura que afecta de una manera especial a los hijos e hijas, más cuando son pequeños, o si les llega en la adolescencia, por ser una etapa de cambio. Estas situaciones hay que tenerlas en cuenta, para la convivencia, y ver la forma de que se puedan adaptar mejor a su nueva situación. Siempre va a contar mucho la actitud con la que lo viva la pareja entre sí. Es el momento de estar muy cerca de los hijos y escucharles y comprender su situación.


Hoy se da con frecuencia lo que llamamos familias reconstituidas. “Los míos, los tuyos y los nuestros”. ¡Qué difícil puede resultar la convivencia! Las parejas suelen arrastrar problemas no resueltos con sus propias familias de origen, lo que lleva del primer compromiso y por los procesos de separación. Esto suele hacer más compleja la adaptación y más difícil mantener buenas relaciones entre los miembros. Ayudaría a mantener una buena convivencia que los padres elaboren sus propios problemas, superasen la pérdida, delimitasen y compartiesen espacios, ejercieran su autoridad señalando reglas y límites a partir de los cuales se va a funcionar. Se debería conversar antes de comenzar una nueva convivencia, llegando a acuerdos concretos. Con una actitud de cercanía, afecto y dedicación, donde puedan expresar sus sentimientos, sentirse importante para sus padres, se irán construyendo personas seguras, confiadas y felices, en una buena convivencia.

Y ¿Qué hacer con los conflictos que se van presentando? Lo que desencadena el conflicto es la diversidad de las personas que conviven en ella, las diferentes vivencias y distintos intereses personales. Todas las familias tienen sus conflictos y negarlo sería un error. Afrontarlos es un signo de madurez. Si queremos una convivencia armoniosa, pacífica y positiva hemos de resolver los conflictos. De lo contrario los problemas se hacen crónicos, y el resolver los problemas fortalece la estructura familiar. Cada uno puede sentirse corresponsable en el conjunto, con derechos y deberes y unidos con fuertes vínculos. Un momento que requiere atención es la toma de decisiones.

Hay un recurso fundamental, el diálogo, para que puedan surgir las presiones emocionales, el miedo, el control del lenguaje no verbal, los estados emocionales, junto con otros, muy importantes, que pueden  ayudar a solucionar los distintos problemas de convivencia entre todos los que forman la Familia. Por ejemplo:
·      Conocernos personalmente y manejar bien nuestros sentimientos.
·      Mantener una escucha empática, captando bien el mundo del otro.
·      Crear juntos alternativas para resolver los problemas.
                                                

Si les interesa seguir con los temas de “Cuidado y Convivencia” puedo indicarles dos libros y un video:

“ETICA DE LO HUMANO, COMPASIÓN POR LA TIERRA. De Leonardo Boff

CONVIVIR. el laberinto de las relaciones de pareja, familias, y laborales

VIDEO “Aprender a cuidar al otro” De José Luis Meza Rueda, YOUTUBE

                                                           Isabel Tamayo,
COMAS- PERÚ
 




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