Teniendo en cuenta que la Familia
es el principal contexto de desarrollo humano, para todos los miembros que la
forman, si las relaciones de la pareja se desarrollan en una buena sintonía,
confianza y apoyo mutuo, habrá desarrollo y crecimiento de todos sus miembros. Si
los padres en su relación con sus hijos destacan las debilidades de uno y las
cualidades de otro, o se dedican más a uno o a otro, luego, en la relación
entre hermanos pueden producirse celos y otro tipo de hostilidades.
El proceso que sigue la familia, teniendo en cuenta
los cambios que se van produciendo en ella, requiere mucha atención. Siempre
teniendo en cuenta que el comportamiento de cada miembro de ella está conectado
de un modo dinámico con los otros miembros.
En algunas de las familias a
veces, se producen divorcios o separaciones. Para todos los miembros de
la familia es un momento de ruptura que afecta de una manera especial a los
hijos e hijas, más cuando son pequeños, o si les llega en la adolescencia, por
ser una etapa de cambio. Estas situaciones hay que tenerlas en cuenta, para la
convivencia, y ver la forma de que se puedan adaptar mejor a su nueva
situación. Siempre va a contar mucho la actitud con la que lo viva la pareja
entre sí. Es el momento de estar muy cerca de los hijos y escucharles y
comprender su situación.
Hoy
se da con frecuencia lo que llamamos familias reconstituidas. “Los míos,
los tuyos y los nuestros”. ¡Qué difícil puede resultar la convivencia! Las
parejas suelen arrastrar problemas no resueltos con sus propias familias de
origen, lo que lleva del primer compromiso y por los procesos de separación.
Esto suele hacer más compleja la adaptación y más difícil mantener buenas
relaciones entre los miembros. Ayudaría a mantener una buena convivencia que
los padres elaboren sus propios problemas, superasen la pérdida, delimitasen y
compartiesen espacios, ejercieran su autoridad señalando reglas y límites a
partir de los cuales se va a funcionar. Se debería conversar antes de comenzar
una nueva convivencia, llegando a acuerdos concretos. Con una actitud de
cercanía, afecto y dedicación, donde puedan expresar sus sentimientos, sentirse
importante para sus padres, se irán construyendo personas seguras, confiadas y
felices, en una buena convivencia.
Y ¿Qué hacer con los conflictos que
se van presentando? Lo que desencadena el conflicto es la diversidad de las
personas que conviven en ella, las diferentes vivencias y distintos intereses
personales. Todas las familias tienen sus conflictos y negarlo sería un error.
Afrontarlos es un signo de madurez. Si queremos una convivencia armoniosa,
pacífica y positiva hemos de resolver los conflictos. De lo contrario los
problemas se hacen crónicos, y el resolver los problemas fortalece la
estructura familiar. Cada uno puede sentirse corresponsable en el conjunto, con
derechos y deberes y unidos con fuertes vínculos. Un momento que requiere
atención es la toma de decisiones.
Hay un recurso fundamental, el
diálogo, para que puedan surgir las presiones emocionales, el miedo, el control
del lenguaje no verbal, los estados emocionales, junto con otros, muy
importantes, que pueden ayudar a
solucionar los distintos problemas de convivencia entre todos los que forman la
Familia. Por ejemplo:
·
Conocernos
personalmente y manejar bien nuestros sentimientos.
·
Mantener
una escucha empática, captando bien el mundo del otro.
·
Crear
juntos alternativas para resolver los problemas.
Si les interesa seguir con los temas de “Cuidado y
Convivencia” puedo indicarles dos libros y un video:
“ETICA DE LO HUMANO, COMPASIÓN POR LA TIERRA. De
Leonardo Boff
CONVIVIR. el
laberinto de las relaciones de pareja, familias, y laborales
VIDEO “Aprender a cuidar al otro” De José Luis Meza
Rueda, YOUTUBE
Isabel
Tamayo,
COMAS- PERÚ
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