Comparto con toda la Familia
el resumen de este pequeño tiempo de reflexión en torno a este tema de la
Misión que considero vital en nuestra
manera de ser, entender y vivir nuestra Consagración. Creo que lo fundamental
está en que la misión parte de una
experiencia con Dios que nos lleva a salir de nosotras mismas, nos sentimos
enviadas por Jesús y nos damos cuenta del carácter de urgencia que tiene por
eso exige disponibilidad, estar dispuestas a arriesgar nuestras seguridades
para ir hacia lo desconocido y dejarnos
transformar por lo diferente; al mismo tiempo que nos libera y libera a otr@s
de aquello que impide la vida, nos pone
en actitud de servicio con los más pobres. Reconocemos que esta misión no es
exclusivamente nuestra sino que tiene esa dimensión universal, nos convertimos
en colaboradoras junto a otras y otros en este proyecto común que creemos es el
querer de Dios: la comunión de los Hijos de Dios, como nos dicen nuestras
Constituciones; eso implica anunciar con alegría, liberación, dar vida, una
escucha atenta al Espíritu, fe, gratuidad, compartir.Continuamos la misión
de Aquel que paso haciendo el bien.
Los evangelios y nuestro
Buen Padre, nos recuerdan que la misión se sostiene en la oración y la
comunidad. Antes de iniciar
cualquier actividad, Jesús se retira para orar. Nuestra Consagración es para la misión, estamos llamadas a
proclamar la Buena Noticia, sin ella nuestra Vida Consagrada pierde su sentido y podemos terminar
buscándonos a nosotras mismas, según nuestros propios intereses.
Siento que el artículo 122
de nuestras Constituciones resume bien lo que significa nuestra misión hoy y me
conecta con todos los aportes que he ido recibiendo en la formación: “Nuestra actividad apostólica se vive en
colaboración con los otros miembros del pueblo de Dios. Nos sentimos también
solidarias de todos cuantos quieren construir una humanidad fraterna, fundada sobre la justicia. Juntas, procuramos
trabajar por la liberación integral del hombre y por la construcción de una
sociedad nueva, donde todos se respeten. De esta forma, denunciamos lo que
desfigura al hombre y anunciamos los valores del Reino; nos esforzamos por
ayudar a cada persona a tomar conciencia de su dignidad de Ser Humano y de hija
o hijo de Dios”. (Const. 122)
Creo que es importante el
amor, dejarse guiar por el espíritu, poner nuestros dones al servicio de la
misión, ponerse en camino y convertirnos en peregrinas por una causa: el Reino que apasiona nuestra
vida. Estos son algunos elementos que me ayudan a comprender mejor la misión y
le dan un sentido a mi Seguimiento con el deseo de vivir evangélicamente mi
consagración.
Diana Ruiz Morales
Comas - Perú
No hay comentarios.:
Publicar un comentario