18 de octubre de 2015

Huellas de la visita de papa a Paraguay.

El Papa con su testimonio de amor,  ternura y cercanía a todos, nos deja una enseñanza tan hermosa; de que somos hermanos unos de otros, sin distinción de generaciones, clases sociales, ideologías, hay algo más allá de todo esto que nos une y nos hace familia.  Somos hijos de un mismo Padre, Dios y hermanos en Jesucristo.

Le damos gracias por el elogio constante  que hace a la mujer paraguaya que muchas veces sufrimos desigualdades que nos afectan como mujeres, “heroica y gloriosa mujer paraguaya” como nos define el Papa.

El Papa nos deja todo un programa de vida para seguir profundizando, orando y practicando, mas en este año de la Vida Consagrada, para revitalizar nuestra  llamada personal y comunitaria, a hacer de nuestras casas un lugar de acogida sincera, donde guste llegar, encontrarnos y compartir. Que el Señor nos conceda un corazón libre para amar al estilo de Jesús, viviendo relaciones de comunión y esperanza.


Su mensaje fue de esperanza, aliento y fortaleza.



El papa se llevó el maletín de la esperanza, que contenía las cartas de los niños de oncología, un cuadro con pinturas y mensajes de los niños con una bandera paraguaya. Por parte de los funcionarios una estola con detalles en ñandutí y la imagen de la Virgen de Caacupé.

El papa se despidió diciendo... “Y no se olviden, de rezar por mí. Estoy seguro que sus oraciones llegan al cielo".

                       
Juanita Añazco                 
                                                                              Mcal. Estigarribia- Paraguay















No hay comentarios.:

Publicar un comentario

***