será la fuente de fuerza que nos inspirará en la vida de nuestra misión. Verdaderos seguidores de Jesús no es una tarea fácil. Es una aventura. Genera sacrificio de uno/a mismo/a: un amor que supera todos los límites.

Sin embargo, él nos ha dado dos fuentes de vida para encontrar nuestro alimento en abundancia, su Palabra y la Eucaristía:

- con una escucha atenta de su Palabra viviendo de ella: dejar que la palabra en las escrituras se conviertan en “su palabra de vida” para nosotros, lo que nos permite seguir con el Dios que camina con nosotros que nos acompaña.

- En nuestra participación en la Eucaristía: cuando, tomando la hostia y el vino, fruto de la tierra y del trabajo de manos humanas y transformándolos en su cuerpo y su sangre, Jesús reúne a toda la creación en el altar del sacrificio, en su propia ofrenda nos une todos/as juntos/as en comunión con el Padre y entre nosotros/as. Él infunde en nuestros corazones su amor apasionado por el Padre y para la vida de todo el universo. Está presente, es activo, sin duda... Sin embargo, para que él llegue a ser presente en mí/nosotros, yo/nosotros necesitamos darle espacio y posibilidad. ¡Qué afortunados somos de poder compartir este regalo que es su vida en abundancia; el conjunto del cosmos es elevado a Dios en la ofrenda de su hijo y bañado en su amor sin límites! ¿Cuál debe ser nuestra respuesta o participación en semejante regalo, como seres con conciencia humana y como sus amigos solícitos?

Jesús, María y José, que amaban, buscaban y deseaban a Solo Dios en todas las cosas, son nuestros modelos privilegiados. Nos enseñan la manera con su humilde obediencia de fe, su vida de esperanza, su amor, su entrega ardiente a Dios y a todo el mundo. Siguiendo sus pasos, siendo alimentados por la Palabra y la Eucaristía, las dos fuentes de vida, ¡sigamos adelante!

Apreciemos lo que somos, una familia con cinco vocaciones con el carisma de comunión. Con este Don, estamos llamados a vivir la comunión y a promoverla. ¡Una familia en misión, regalo para nuestro mundo de hoy!

Escuchando atentamente, discerniendo en oración, amando generosamente, viviendo activamente y con valentía dondequiera que Dios nos ha puesto, vamos adelante juntos como los felices miembros de la Familia de Pedro Bienvenido Noailles, nuestro querido Fundador y ¡Buen Padre!