En el Evangelio según San Juan, encontramos:
"En el principio era el Verbo. Y la palabra estaba con Dios; y el Verbo era Dios…Todas las cosas fueron hechas por medio de él; y sin él nada llegó a ser. Lo que ha llegado a ser hallado vida en él". (Jn.1:1,3,4)
"Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo unigénito…" (Jn.3:16)
"No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación. Estas palabras de Caifás no venían de sí mismo, que era sumo sacerdote aquel año, profetizó en aquel momento; Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos (Jn. 11:50-52)
Hoy probablemente podemos ir un poco más allá para incluir la entera familia cósmica. Nuestro Venerable Fundador dijo que Jesús vino en la tierra para formar una Familia Santa.
El evento más sorprendente en la historia del universo, cuando se ve en la perspectiva de la fe es la encarnación del hijo de Dios, su vida y su misterio Pascual. Dios, el amante apasionado, entró en su propio cosmos creado en la persona de su hijo. Cuando Dios increado asumió el asunto creado, la totalidad del universo creado ha sido atrapada en admiración y asombro. Una estrella especifica anunció su nacimiento, y su muerte, “Hacia el mediodía se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta la tres de la tarde” dice el evangelio. (Lc. 23: 44)
En todo esto, es muy clara la centralidad de Jesucristo en la vida y en la historia del universo…Jesús nos revela cómo un ser humano puede participar y apoyar el proceso del universo. La suya fue una vida totalmente dedicada por el amor del Padre y para el bienestar del conjunto. Él pasaba haciendo el bien, dice la Escritura. Todas las energías de su vida se gastaron en “los otros”, hasta su Donación Suprema en la Cruz, prueba de su amor verdadero e infinito para nosotros los seres humanos, así como para todos los demás seres. Su vida entera era marcada con una actitud de oración y era una perfecta adoración de su Padre, el Dios Creador, en obediencia absoluta y salvadora. Sí, Jesús, gastó su energía, enseñando, sanando y haciendo lo que era necesario para promover la vida y poner a todos los seres en comunión. Siendo hijo de Dios, sabía lo que era de verdadera importancia por todos los seres creados en él. Su deseo más profundo fue llevarlos todos juntos en unidad y comunión. "Padre que sean uno", oró en el momento más crucial de su vida terrenal; justo antes de su muerte cercana. Él nos muestra una forma de vida que se basa profundamente en Dios, su poder deriva de la convicción de fe a la que, todas las criaturas, estamos llamadas… a las raíces más profundas de nuestro ser, a la comunión con él y en él uno/a con el otro/a.
La contemplación del amor apasionado de Jesús a su Padre, para nosotros, los seres humanos y todos los demás seres, parece ser la luz que nos guiara, y el crecimiento en nuestra relación con él
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