Despertar la Bella Durmiente
Ana María compartilha sua
experiência em TCP, uma proposta de ferramenta que permite o conhecimento
pessoal, auto-estima saudável, permitindo o fluxo da vida, para descobrir as
nossas qualidades mais valiosas.
En el mes
de julio participé en el Taller de Crecimiento Personal (TCP) un taller psico-espiritual
que dura 10 días. La metodología empleada es la
formación teórica, la reflexión personal, el trabajo en grupos y la
convivencia, además del acompañamiento del equipo.
Como
en todo taller, los participantes aprendemos a usar herramientas que nos
capacitan y ayudan a limpiar nuestra propia herida y potenciar el manantial
interior. Seguimos el libro del jesuita guatemalteco Carlos Cabarrús, “Crecer
bebiendo del propio pozo”
Lo que se busca
en este taller es que
cada persona descubra en lo más profundo de sí, el enorme caudal de vida que
posee, y que desde allí descubra que en ese manantial siempre ha estado el Dios
verdadero, “el Agua Viva”, la imagen del Dios que Jesús nos regaló casi
incesantemente. Un Dios que es que nos sana, nos potencia y nos invita a
participar también de la “redención del género humano y de la tierra”, y a
trabajar por su REINO.
En esta
oportunidad quería acercarles una herramienta que nos puede ayudar a crecer
personalmente. Estamos
acostumbrados a escuchar que lo que vemos de negativo en los otros es porque
también lo tenemos nosotros/a. En el Taller nos han ayudado a descubrir que,
también lo valioso que vemos en los demás está en nosotras/os.
Para
crecer en una sana autoestima necesitamos descubrir nuestro potencial
interior, para hablar de este potencial nos pueden ayudar las figuras del pozo
y el manantial, o la de un árbol. La figura del árbol nos ayuda a describir
mejor las cualidades. Ésta imagen nos ofrece los tres tipos de cualidades que
conforman nuestro potencial: evidencias, certezas y presentimientos.
Las evidencias son las raíces, son aquellas
cualidades que nunca desaparecen, sino que nos hacen salir adelante en los
peores momentos. Estamos tan acostumbradas/os a ellas que no nos damos cuenta
(como las raíces de un árbol que no se ven) pero que nos sostienen y nos hacen
salir adelante en los momentos más difíciles.
Las certezas son el tronco y las ramas; son cualidades que siempre
están pero que a veces se oscurecen, dejan de notarse en los momentos
difíciles. Las certezas son cualidades que se sienten, de las que estamos
seguras/os, pero no podemos apoyarnos siempre en ellas, porque como las ramas,
se cortan en los momentos de dificultad, de crisis.
Los
presentimientos son las hojas, son las cualidades en potencia o semillas.
Son aquellas que sé que tengo porque me las han dicho. Las ven los otros pero
pocas veces las tenemos en cuenta. Lo que me dicen, lo que sé pero no siento.
Por eso tampoco es posible apoyarse en ellas.
En el camino de crecimiento de
nuestro potencial interior, es bueno ir haciéndonos cada vez más consientes de
nuestras cualidades: transformar aquellas que me dicen que tengo en certezas y
éstas, en evidencia.
Para ayudarnos en este camino de
crecimiento interior existe una herramienta que se llama “Despertar la Bella
Durmiente”. No es posible reconocer en los otros cualidades que no estén en
una/o misma/o. Esa cualidad que descubro en una compañera/o y me llama la
atención, es por lo menos una semilla en mí, aunque no me dé cuenta, aunque no
sea capaz de reconocerla, aunque no sea consciente de ella, yo soy también así
como puedo describir a los demás. En otras palabras aquellas cualidades que veo
en los otros, también me pertenecen a mí, aunque a veces no las pueda
reconocer. La propuesta es “despertar la/el
bella/o durmiente” con un ejercicio muy simple:
-
Pensar
en las personas con las que habitualmente me relaciono.
-
Hacer
una lista de las cualidades que descubro en estas personas (cualidades del ser,
no físicas)
-
Poder
escribirlas y decirlas en voz alta pero anteponiendo la palabra “yo soy…”
Aquellas cualidades que se repiten
mucho, son muy propias, tiene que ver con nuestro potencial interior, aquellas
que al decirlas en voz alta y que me cuesta reconocerlas en mí, son cualidades
en semilla, en crecimiento, aún no se transformaron en certezas.
Quiero agradecer la posibilidad que
me brindó el Instituto de participar en este Taller, que me ayudó a descubrir
donde están mis potencialidades para poder ponerlas al servicio de la vida, y a
comprender que el compromiso con el
crecimiento personal, es un proceso continuo, que sólo es posible si se nutre
con el agua del propio pozo, el agua que nace del manantial interior.
Ana
María Alvarez
Buenos
Aires
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