Cada lugar de la Vida un espacio para encontrarse
con Dios
Daiana partilha a sua
experiência missionária em Quitilipi. Esse tempo ajudou a fortalecer a sua fé,
a sua vocação, reforçou um sentimento de família com diferentes vocações,
sentindo-se bem-vindo. Abraçar uma cultura diferente ajudou a descobrir Deus
presente em toda a realidade.
Quiero compartir con ustedes
mi experiencia de estos 3 meses de misión en Quitilipi-Argentina. Estuve en la
Residencia de chicas, compartí con ellas
lo cotidiano: les ayudaba a cocinar, hacer sus tareas, salíamos a caminar.
Una experiencia linda porque no solo
se comparten estas cosas externas sino también cuando se sienten solas,
extrañan a sus familias y dicen esta
frase que recuerdo muy bien “no me hallo,
extraño a mi familia, me quiero ir” son momentos en que buscan a alguien
que les escuche o les dé un abrazo; así las relaciones también se vuelven más
profundas y ellas se convierten en parte de mi vida.
Tuve la suerte de participar en algunas fiestas
patronales en las capillas del campo compartiendo con la gente la Fe,
costumbres, tradiciones, alegrías…que cambian el modo de ver la vida;
participamos en una peregrinación que organizo la Parroquia junto a los fieles
de las diferentes capillas y un lindo
grupo de jóvenes misioneros que está formado por algunas chicas de la
Residencia y algunos chicos del barrio.
Este tiempo me ha ayudado a fortalecer mi fe, mi vocación,
ha reforzado el sentido de Familia con vocaciones diferentes. Sentirme acogida
y acoger una cultura diferente, me ha ayudado descubrir a Dios presente en toda
realidad, el Dios de la Sagrada Familia de Nazaret.
Aprovecho este medio para
agradecerles a cada uno de ustedes por acompañarme con sus oraciones, sus
mensajes que muestran cercanía y unidad, sigamos caminando unidas en la oración
con Jesús, María y José.
Diana Ruiz Morales
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