que paga por ellos. Las maquinarias recogen los escombros que no valen. Y los residentes tratan de buscar responsables y no los encuentran. Hasta la inhabitable zona también llega el apoyo de todo tipo. "Dormimos y despertamos con una incertidumbre que nos desespera", responde Efraín Apolinario, quien junto a sus dos pequeñas de 8 y 7 años se sumerge entre los objetos que han quedado hechos cenizas.
En el terreno baldío, los hermanos Deivis y Anita, ambos de 10 años, se alejan de su abuelo que está sentado en donde antes era la sala de su vivienda. Atentos, conversan e identifican lo que era la cama de su ser querido. "¡Esa es, mira la estampita!, responde Anita apuntando hacia el montón de fierros. Deivis observa, lo reconoce, y se interroga: ¿Dónde duerme ahora el abuelo?
http://www.larepublica.pe/03-11-2013/tambien-los-suenos-de-estos-ninos-se-convirtieron-en-cenizas
Tomado del diario la Republica. Por Rubeni
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