8 de enero de 2013

El Buen Samaritano



El Buen Samaritano: (Lc: 10, 25 – 37).


Creo que todas nosotras muchas veces hemos leído, escuchado o meditado sobre esta Parábola del buen Samaritano, y nos ha conmovido la actitud de este buen hombre que se compadeció del que fue golpeado y abandonado en el camino.

El  compartir que quiero hacer con ustedes es desde la experiencia  que vengo haciendo desde Septiembre con los chicos de Centro “El Buen Samaritano” que se encuentra ubicado en  “Villa Palito” aquí en Buenos Aires.

Desde mi pobre y corta experiencia vivida con ellos puedo decir que verdaderamente el nombre del centro para mí ya dice mucho, ser samaritano es compadecerse del sufrimiento del otro, el buen samaritano no mira su clase social, política, cultura, color, religión que profesaba, solo se hizo solidario de la necesidad de este hombre que estaba necesitado de ayuda y eso se está haciendo aquí en el BUEN SA!!!! Como dicen los mismos chicos, aquí llegan estos jóvenes ya cuando la vida parece no tener otra oportunidad y se les va escapando de las manos por el consumo de distintos tipos de drogas o sustancias toxicas, (mariguana, cocaína, pegamentos de distintos tipos, Paco, etc)

En varias oportunidades presencié la acogida de algún joven que llega al hogar en un estado de verdadera pena, en donde llegué a pensar este chico como hará para recuperarse y la sorpresa de la vida me deja perpleja, porque me vuelve a confirmar que el amor hace milagros realmente sorprendente en la vida, y en la vida de estos jóvenes lo veo cada vez mas, y a la vez es una invitación a ver el milagro del amor en mi vida; doy gracias al centro que me y nos abrió las puertas a las hnas para compartir con ellos y ser testigo en  día a día como estos chicos se van recuperando,  vuelven a ponerse en pie,  a SENTIR que es una de las capacidades que van perdiendo con el consumo, pueden expresar lo que hay dentro, aunque no con claridad, pero esto les ayuda a que la serenidad vuelva a su rostro agotado y desencajado. Poder mirarte a cara manteniendo la mirada y no sentirse amenazado. La sonrisa se va asomando lenta y suavemente a sus rostros, las ganas de vivir y de reencontrarse con lo que fueron perdiendo en el camino: familia, hijos, esposas, hermanas/os es un aliciente fuerte en este proceso de recuperación. El acompañamiento de la familia, en todo el tratamiento es de  puntal importante en este camino iniciado, sentirse amado, acompañado, sostenido, valorado.

Alguien dijo una vez y no lo entendí que “cuando en la familia hay un drogadicto todos los miembros somos co - dependientes”. Hoy puedo decir que es verdad, primero porque es una realidad dura de aceptar y hacerse cargo de esta situación y después porque es un proceso largo que hay que permanecer y perseverar con ellos, solo no se puede y esto ellos bien lo saben y nos piden a que no les dejemos solos.

Creo firmemente que la vida es frágil; la mía, las de estos chicos y la de todo ser humano, que bueno que en nuestro camino podamos ir encontrando BUENOS SAMARITANOS que sean capaces de gastar su dinero, su tiempo, su amor y su entrega en este milagro de cuidar la vida.

Quiero dar gracias especialmente a estos jóvenes que me brindan la oportunidad de ser testigo de este milagro en su proceso de recuperación, a las personas que están al frente del centro que confiaron en que podía compartir mucho o poco con ellos en este camino, a las hermanas que me dieron la posibilidad de estar hoy aquí en esta comunidad de Buenos Aires, y muy especialmente al Dios de la Vida que me sigue llenando de vida y sosteniendo mi vida de seguimiento en la Sagrada Familia.

Gracias!!!!!!! Un fuerte abrazo y que tengamos un buen tiempo de espera a la llegada del Niño Jesús que nos trae abundante vida y amor, de corazón.


                                                           Alicia Sánchez. -  Cdad de Buenos Aires.

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