
A mediados de marzo de este año se concretó un “sueño” que compartíamos desde el año pasado. Con tres mamás que participaron de la catequesis Familiar en una de las capillas de la parroquia –barrio Primavera- pusimos en marcha una “huerta familiar”. Son madres de 8, 3 y 5 hijos, en edad escolar.
En las visitas realizadas a sus hogares fue surgiendo el deseo de una huerta familiar para mejorar en lo posible la alimentación de los niños. Desde el compartir de la Palabra fuimos descubriendo en estos tiempos tan difíciles, cómo Jesús nos alienta aún más en el valor de la unidad, solidaridad, fraternidad, en la tarea de entregar nuestra vida cotidianamente, no solo por nuestra familia, sino por todos nuestros hermanos porque “…El ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia”. Jn. 10. 10-Fue bueno escuchar que deseaban formar un grupo unido, que era necesario comprometerse a “rezar” para realizar un “trabajo en común”, aceptando el desafío de ayudarse a crear buenas relaciones entre vecinos y hacer realidad la huerta común.