13, 14 y 15 de Noviembre
El tema del Retiro, fue los Votos desde la Nueva Visión y desde la perspectiva de la corporeidad.
Agradecemos a cada una por acompañarnos con sus oraciones.
Rezar desde la corporeidad me ayudó a darme cuenta de que mi cuerpo es un espacio de encuentro conmigo misma, con Dios, con mis herman@s y con todo el cosmos.
Ir al encuentro de Jesús, es buscar el contacto con el amado, estar a sus pies, entregarle lo más valioso que tengo. Es demostrarle mucho amor y no guardarme nada. Es dejarme cautivar por su mirada profunda. Es estar en una actitud de presencia, simplemente estar, de permanecer, de esperar, de unirme a Él en un mismo espíritu.
Siento el desafío de ser un cuerpo acogedor, que aprende a vivir con los demás, desde el encuentro, contacto, cercanía.
La verdadera dimensión del cuerpo, es lo visto y oído en mi interior, como lo palpado y acariciado en la vida. En la Consagración a Dios encuentro mi plenitud y desde Él, mi seguimiento tiene sentido. El amor de Jesús me recrea y me hace fecunda. Me conecta con mi profundidad y me hace capaz de generar vida y de cuidarla en todas las dimensiones.
Mi fecundidad, es mi propio ser, donde se concentra toda mi capacidad de amar, donde encuentro sabiduría, intuición, donde me conecto con todo. Es el lugar que Dios habita y me moviliza, impulsa, cuestiona, anima, sostiene.
Vivir la obediencia es tener libertad interior para responder a lo que Dios me pide, que es vivir en el amor desde una realidad personal, comunitaria, social y planetaria. Es tener la valentía para ser fiel a mis intuiciones y no callarlas. Es ser creativa para la misión, trabajando con otros. Es dejarme tocar, doler por lo que vive nuestra gente y atenta a los signos de los tiempos para que mi seguimiento sea significativo.
Tengo la certeza de que camino hacia una integración de todos los aspectos de mi vida. Es aquí en la Sagrada Familia donde me realizo como persona, donde desarrollo mi capacidad de amar y mi vida se hace fecunda para la extensión del Reino.
Donde me conecto con mis sueños, mis búsquedas de una mayor autenticidad y de libertad interior.
Por eso quiero renovar mi amor a Jesús porque es Él quien le da sentido a mi vida. Estoy segura del amor de Dios que me sostiene, me anima y permanece fiel en medio de mis infidelidades. Tengo la certeza de su llamada y quiero corresponder a su amor. Estoy convencida de que vale la pena apostar por el Reino, que es posible crear relaciones más fraternas y que la comunión se puede vivir en la diversidad, desde la complementariedad.
Que el Señor me ayude a vivir la COMUNIÓN en todo y con tod@s.
Les queremos compartir nuestra experiencia de oración, contemplación con Dios en estos días. Los desafíos y llamadas que pudimos descubrir a través de esta nueva manera de vivir la corporeidad como una integración de toda nuestra vida.
Agradecemos a cada una por acompañarnos con sus oraciones.
Rezar desde la corporeidad me ayudó a darme cuenta de que mi cuerpo es un espacio de encuentro conmigo misma, con Dios, con mis herman@s y con todo el cosmos.
Ir al encuentro de Jesús, es buscar el contacto con el amado, estar a sus pies, entregarle lo más valioso que tengo. Es demostrarle mucho amor y no guardarme nada. Es dejarme cautivar por su mirada profunda. Es estar en una actitud de presencia, simplemente estar, de permanecer, de esperar, de unirme a Él en un mismo espíritu.
Siento el desafío de ser un cuerpo acogedor, que aprende a vivir con los demás, desde el encuentro, contacto, cercanía.
La verdadera dimensión del cuerpo, es lo visto y oído en mi interior, como lo palpado y acariciado en la vida. En la Consagración a Dios encuentro mi plenitud y desde Él, mi seguimiento tiene sentido. El amor de Jesús me recrea y me hace fecunda. Me conecta con mi profundidad y me hace capaz de generar vida y de cuidarla en todas las dimensiones.
Mi fecundidad, es mi propio ser, donde se concentra toda mi capacidad de amar, donde encuentro sabiduría, intuición, donde me conecto con todo. Es el lugar que Dios habita y me moviliza, impulsa, cuestiona, anima, sostiene.
Vivir la obediencia es tener libertad interior para responder a lo que Dios me pide, que es vivir en el amor desde una realidad personal, comunitaria, social y planetaria. Es tener la valentía para ser fiel a mis intuiciones y no callarlas. Es ser creativa para la misión, trabajando con otros. Es dejarme tocar, doler por lo que vive nuestra gente y atenta a los signos de los tiempos para que mi seguimiento sea significativo.
Tengo la certeza de que camino hacia una integración de todos los aspectos de mi vida. Es aquí en la Sagrada Familia donde me realizo como persona, donde desarrollo mi capacidad de amar y mi vida se hace fecunda para la extensión del Reino.
Donde me conecto con mis sueños, mis búsquedas de una mayor autenticidad y de libertad interior.
Por eso quiero renovar mi amor a Jesús porque es Él quien le da sentido a mi vida. Estoy segura del amor de Dios que me sostiene, me anima y permanece fiel en medio de mis infidelidades. Tengo la certeza de su llamada y quiero corresponder a su amor. Estoy convencida de que vale la pena apostar por el Reino, que es posible crear relaciones más fraternas y que la comunión se puede vivir en la diversidad, desde la complementariedad.
Que el Señor me ayude a vivir la COMUNIÓN en todo y con tod@s.
Patricia Inés Rodríguez
Comunidad de Resistencia - Argentina
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