La experiencia que tuvimos durante el encuentro (18,19 y 20 de Septiembre) fue detenernos a mirar los aspectos más importantes de intimidad con el Señor y lo que Él va haciendo en nuestra vida.
Así como también fue muy bueno el aporte de las hermanas Daniela de Paraguay y Adela de Argentina, que nos animaron a entrar en nuestro jardín interior para revisar cómo lo estamos abonando, cuidando y que flores hay en él.
Doy gracias a Dios por los días compartidos con Cinthia, Perla, Norma y Ceci.
La experiencia compartida, fue luz para mí caminar y es lindo sentirse acompañada. Tomar contacto con mi jardín interior para mí significó disponer el corazón, la mente y el cuerpo para el encuentro con el Señor.
Tomando conciencia de su presencia, liberándome de los pensamientos, miedos, dudas…dejando que fluya la armonía, el silencio, su Espíritu.
Es allí donde recibo paz, bondad, ternura, compasión, armonía, perdón, fuerza, confianza, luz, impulso, esperanza, energía, claridad. Desde mi hondura soy capaz de ofrecer ternura, paciencia, escucha, disponibilidad, apertura, alegría, esperanza, aliento, compasión, comunión, claridad.
El encuentro con el Maestro, me conecta con todo lo que me rodea, me siento parte e inmersa en un todo. Desde ahí me muevo, todo me afecta y yo afecto a todo.
La sabiduría que recibo del Maestro es capacidad de escucha, contemplación, discernimiento. Descubro la presencia de Dios, su luz que me muestra el camino de la verdad, de la felicidad. Sé que tengo que poner de mi parte mucho esfuerzo, perseverancia y mucho amor para reconocer al Maestro en su presencia amorosa de todos los días.
Estoy convencida de que Él está siempre esperándome, dispuesto a todo. Amándome con todo lo que soy y espera ser correspondido.
Esta opción me hace feliz. Se manifiesta en la alegría de vivir, de ayudar, compartir, buscar la unidad, sentirme parte de la familia de P.B.N. en poner lo mejor de mí en las cosas que realizo, experimentar el amor de Dios, el entusiasmo en el seguimiento, en el trabajar para que otros experimenten el encuentro con el Maestro, en ser portadora de vida donde estoy. En constatar mis luchas y dificultades como un proceso de crecimiento y fortaleza interior.
Es un trabajo de todos los días cultivar mi jardín interior para dar fruto. Para estar atenta de las malezas que quieren ahogar la vida que hay en mí. Debo luchar y trabajar para sacar de mi corazón todo lo que no me deja amar como Dios quiere.
Lo que nutre mi tierra, es la vida de oración, es la vertiente que riega mi corazón. Las relaciones comunitarias, con la gente, darme espacios de reflexión, descanso, de gratuidad. Lo que mueve mi tierra es la dinámica interior. Dejarme interpelar por la palabra, buscar, poner los medios para que se transparente en mi vida. El remover es no estancarme sino estar en continuo movimiento, es sanar heridas.
Me pongo en las manos de Dios, le abro mi corazón para que Él me vaya modelando. Para asumir riesgos, afrontar las dificultades sin miedo. Estoy dispuesta a poner todas mis energías para trabajar mi tierra. Quiero dar mucho fruto, quiero vivir en la verdad, en la luz. Quiero ser fiel en las pequeñas cosas de cada día, quiero mantener encendido el fuego del amor, de la entrega y dejar que sea el Espíritu de Sólo Dios que guíe mi caminar.
Así como también fue muy bueno el aporte de las hermanas Daniela de Paraguay y Adela de Argentina, que nos animaron a entrar en nuestro jardín interior para revisar cómo lo estamos abonando, cuidando y que flores hay en él.
Doy gracias a Dios por los días compartidos con Cinthia, Perla, Norma y Ceci.
La experiencia compartida, fue luz para mí caminar y es lindo sentirse acompañada. Tomar contacto con mi jardín interior para mí significó disponer el corazón, la mente y el cuerpo para el encuentro con el Señor.
Tomando conciencia de su presencia, liberándome de los pensamientos, miedos, dudas…dejando que fluya la armonía, el silencio, su Espíritu.
Es allí donde recibo paz, bondad, ternura, compasión, armonía, perdón, fuerza, confianza, luz, impulso, esperanza, energía, claridad. Desde mi hondura soy capaz de ofrecer ternura, paciencia, escucha, disponibilidad, apertura, alegría, esperanza, aliento, compasión, comunión, claridad.
El encuentro con el Maestro, me conecta con todo lo que me rodea, me siento parte e inmersa en un todo. Desde ahí me muevo, todo me afecta y yo afecto a todo.
La sabiduría que recibo del Maestro es capacidad de escucha, contemplación, discernimiento. Descubro la presencia de Dios, su luz que me muestra el camino de la verdad, de la felicidad. Sé que tengo que poner de mi parte mucho esfuerzo, perseverancia y mucho amor para reconocer al Maestro en su presencia amorosa de todos los días.
Estoy convencida de que Él está siempre esperándome, dispuesto a todo. Amándome con todo lo que soy y espera ser correspondido.
Esta opción me hace feliz. Se manifiesta en la alegría de vivir, de ayudar, compartir, buscar la unidad, sentirme parte de la familia de P.B.N. en poner lo mejor de mí en las cosas que realizo, experimentar el amor de Dios, el entusiasmo en el seguimiento, en el trabajar para que otros experimenten el encuentro con el Maestro, en ser portadora de vida donde estoy. En constatar mis luchas y dificultades como un proceso de crecimiento y fortaleza interior.
Es un trabajo de todos los días cultivar mi jardín interior para dar fruto. Para estar atenta de las malezas que quieren ahogar la vida que hay en mí. Debo luchar y trabajar para sacar de mi corazón todo lo que no me deja amar como Dios quiere.
Lo que nutre mi tierra, es la vida de oración, es la vertiente que riega mi corazón. Las relaciones comunitarias, con la gente, darme espacios de reflexión, descanso, de gratuidad. Lo que mueve mi tierra es la dinámica interior. Dejarme interpelar por la palabra, buscar, poner los medios para que se transparente en mi vida. El remover es no estancarme sino estar en continuo movimiento, es sanar heridas.
Me pongo en las manos de Dios, le abro mi corazón para que Él me vaya modelando. Para asumir riesgos, afrontar las dificultades sin miedo. Estoy dispuesta a poner todas mis energías para trabajar mi tierra. Quiero dar mucho fruto, quiero vivir en la verdad, en la luz. Quiero ser fiel en las pequeñas cosas de cada día, quiero mantener encendido el fuego del amor, de la entrega y dejar que sea el Espíritu de Sólo Dios que guíe mi caminar.
Patricia Inés Rodríguez
Comunidad de Resistência - Argentina
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